Una vez finalizada la serie de penales en el partido de vuelta entre el Atlético Ticino y Rivadavia de Arroyo Cabral, algunos jugadores del conjunto “verde” increparon dentro del campo de juego al árbitro del partido, Juan Pablo González.
El encargado de impartir justicia recibió varios puntapiés y fue derribado sobre el césped. Posteriormente, pudo resguardarse detrás de los uniformados.
Los hechos de violencia no terminaron allí sino que continuaron en zona de vestuarios. Otra vez intentaron agredir a González.
El saldo, la rotura completa de la puerta del camarín de la terna arbitral. Además, rompieron la puerta del vestuario visitante.
Lamentable, bochornoso, vergonzoso… esperamos que la Liga Villamariense o quién corresponda se encargue de hacer justicia y sancione duramente a los responsables para que definitivamente la violencia se aleje de las canchas del fútbol local.
Quedamos a la espera de una justa sanción.
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